La asociación de vecinos del barrio gerundense de Santa Eugènia de Ter ha hecho públicos los resultados de un estudio dirigido por Josep Arnau, y encargado por la misma asociación de vecinos, sobre la contaminación acústica en el barrio. Pueden consultarse desde hoy en el periódico digital El Dimoni.

El estudio pone en evidencia las molestias que causa el tránsito de vehículos, especialmente las motocicletas, en las horas de entrada y salida a los centros escolares, y revela que la ratio ruido-persona causada por los vehículos de transporte público es muy inferior a la de los otros vehículos, donde en la mayoría de los casos una sola persona ocupa cada automóvil. Reconoce con pesimismo que este uso muy individualizado de los vehículos es una «situación difícilmente corregible», pero insiste, de todas formas, en que debe incrementarse, mediante campañas, la sensibilización de los ciudadanos.

Esa concienciación quizás tarde en extenderse, pero afortunadamente las autoridades empiezan a tomar en consideración los problemas que causa el ruido, gracias a las directivas que emanan de la UE. El Ayuntamiento de Girona está a punto de firmar un convenio con el organismo que llevó a cabo el estudio sónico de Santa Eugènia para extenderlo a todo el municipio y zonificarlo acústicamente. De esta forma se dará cumplimiento a las directrices de la ley estatal aprobada el año pasado. Hasta ahora, las autoridades raramente tenían en cuenta factores que influyen decisivamente en el ruido, como la disposición y temporización de la red semafórica, la relación entre los flujos de tráfico y la ordenación urbanística o entre la tipología de las edificaciones y la estructura urbanística, y el aislamiento acústico en edificios públicos como centros escolares, centros cívicos y bibliotecas.

Hay sin embargo un último factor, que ningún estudio advierte, y es la apreciación subjetiva del ruido, más allá de los decibelios. Es curioso constatar, por ejemplo, cómo nos molesta mucho el ruido que produce alguien con su moto o con los altavoces del automóvil que conduce, sobre todo porque es un ruido innecesario y que podría evitar. En cambio, nos molesta mucho menos un rebaño de medio centenar de vacas en un prado, cada una con su esquila sonando, a pesar de que los decibelios emitidos son muy superiores y el ruido es constante. De la misma forma nos molesta mucho más la erosión que pueda causar una moto en la montaña, aunque sea insignificante comparada con la que causa el rebaño de vacas. Lo que más molesta no es tanto el ruido o la erosión causados como la provocación y el incivismo.

Text facilitat per l’autor i publicat originalment en [Des del Nord · La Vanguardia]
Jaume Fabre és autor, entre altres llibres, de «Girona entre 4 rius» i de la «Guia d’escultures al carrer (Itineraris a peu i amb cotxe)». Editats per l’Ajuntament de Girona