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Estimada Eugènia,
El pasado martes -27 de junio- leo un articulo redactado por unos vecinos, publicado en El Punt Avui, donde comparan el libro de un escritor* con Santa Eugènia de Ter. Para que entréis en el tema dejo la sinopsis del libro**:
* Loïc Wacquant (Montpeller, Francia, 1960) es un sociólogo especializado en sociología urbana, pobreza urbana, desigualdad racial, cuerpo, etnografía y teoría social. El libro citado es Parias urbanos. Marginalidad en la ciudad a comienzos del milenio (Buenos Aires, editorial Manantial, 2001).
** “El autor analiza el pasaje de una pobreza cíclica, difusa, ligada a ciertos sectores de la clase obrera, a una pauperización cada vez a más largo plazo, permanente y concentrada en barrios relegados de mala fama en los que el aislamiento y la alienación sociales se alimentan uno al otro, a medida que se profundiza el abismo entre las personas allí confinadas y el resto de la sociedad. El libro analiza el South Side de Chicago, un área de 100.000 habitantes afroamericanos. Y muestra no sólo que los negros fueron el único grupo de la sociedad de Estados Unidos que experimentó la guetificación, sino cómo el reemplazo de las políticas públicas por el ‘Estado penal’ conllevaron la inseguridad, el riesgo físico y la violencia.” > https://antipoda.uniandes.edu.co/datos/pdf/descargar.php?f=./data/Revista_No_02/06_miradas1.pdf
¿Santa Eugènia pueblo relegado? ¿De mala fama? ¿Desconectado del resto de la sociedad? ¿De qué cerebro teórico ha salido esa percepción? Menudo aterrizaje en paracaídas. Cuanta toxicidad concentrada en una lupa, ¡uf! Me está cambiando hasta el karma, ¡jolín!
Esta claro que tiene grandes retos que asumir y que entre todos podemos mejorar muchas situaciones, trabajando siempre en positivo.
No entraré en la valoración de algunas de las propuestas que anunciáis en vuestras declaraciones ni a que sector beneficiarían. Pero dejarme con todo el respeto poner entre dicho vuestro espíritu constructivo y de cooperación.
Tampoco acabo de asimilar que para conseguir unos objetivos se tengan que usar las estrategias del desprestigio de un pueblo. Es un acto de irresponsabilidad vecinal que no representa el bien común. Pero sirve de indicador del perfil o perfiles de las personas que lo llevan a cabo.
En la sociedad actual, los cambios son tan numerosos, se vive un ritmo de vida tan acelerado, estamos tan sujetos a lo que denominamos opinión pública, en muchas ocasiones es realmente opinión interesada construida para influenciar nuestras actitudes, opiniones y conductas…
También me sorprende que se cite en el artículo a la Universitat de Girona (UdG) en estos temas y que su rector permita que personal bajo su responsabilidad desprestigie a través de unas percepciones particulares a este pueblo. No encuentro dignidad alguna en estas formas de hacer las cosas.
Al fin y al cabo, un pueblo es digno cuando las personas que lo habitan lo son
Es por eso que:
– No vale crear problemas para después aplicar soluciones.
– No queremos sentirnos conejillos en manos de teóricos que al final acaban escribiendo un libro.
– No queremos caer en manos de personas que buscan su minuto de gloria o protagonismo y que en su trayectoria brilla la ausencia de la verdadera participación vecinal.
Sí que queremos un pueblo donde los vecinos colaboran, se ayudan, se enriquecen de la gran variedad de nacionalidades, donde los prejuicios y la ignorancia son sustituidos por el entendimiento, la buena fe… Sí queremos una donde la solidaridad ante un corte de luz, de agua, un desahucio, sume en una sola piña a sus vecinos.
Conseguir eso es cosa de todos y raramente una comisión puede solucionarlo, todo es más sencillo de lo que parece: no hagas de tu hábitat una ciudad dormitorio, conecta con tu entorno, interactúa en plazas y calles, conoce a tus vecinos, sus necesidades, sus religiones, sus formas de pensar, invítalos a tu casa sin importarte color o condición, etc.
Dejo aquí estos comentarios fruto de la reacción que provocan ciertas percepciones que enturbian el gran esfuerzo que muchos de nuestros vecinos hacen a diario para mantener dentro de la dignidad.
No me apetece entrar más en la negatividad o estigmatización que desde el principio de este proceso se esta generando y me sorprende que vecinos como el Dr. Carles Rostan (Departament de Psicologia. Àrea de coneixement: Psicologia Evolutiva i de l’Educació de la UdG), la Sra. Rosa Almirón (Àrea de Comunicació i Relacions Institucionals de la UdG) o la Sra. Natàlia del Campo (Organització i gestió dels tràmits administratius de la UdG) junto con treinta vecinos más cuyos nombres no se facilitan en su escrito no valoren el impacto negativo que puede causar en el motor económico de·Can Gibert y en su población el texto publicado en El Punt Avui. No se si el sector comercial estará muy satisfecho con la imagen que intentan dar de·Can Gibert del Pla.
Para darle a este escrito un carácter positivo quisiera compartir éste vídeo (15′): Estimada Eugènia
… y también, un retall de otro libro del mismo autor Loïc Wacquant, Las cárceles de la miseria
“El prefacio de la 2a edición en castellano de Las cárceles de la miseria analiza la difusión hacia América Latina de las políticas de mano dura y tolerancia cero al delito. Muchas veces, la ansiedad, por un mal entendimiento de lo que significa modernización, lleva a realizar el cambio sobre el cambio, generando un proceso circular que puede desembocar en la misma situación que se pretendía modificar.” (Madrid, editorial Alianza, 2001)
Extremar la solidaridad y reducir por encima de todo la desigualdad, puede ser perverso para la sociedad. Perverso, porque no se estimula a aquellos que invierten y dinamizan la sociedad… Suerte con vuestros propósitos, Santa Eugènia de Ter necesita vecinos trabajando por el bien común y colaborando a pie de calle con los mecanismos que hacen posible que este pueblo no es lo que se describe el libro.