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Después de escuchar esta canción del pueblo, de mi pueblo, El pueblo unido jamás será vencido, y después de la posterior entrega de este premio les digo compañeros maestros, compañero rector de la UdG, les digo compañeros y hermanos que se hicieron hoy presentes en este acto, que es difícil, por la emoción, agarrar este micrófono para dirigirme a ustedes.
Cuando Jaume Botey estaba hablando de Río San Juan me tocaba profundamente el corazón. Porque nací en Bonanza pero amé mucho a Río San Juan. Por muchas razones. Quizá porque allí me terminé de enamorar de caminar por toda Nicaragua llevando el amor al que no tenía amor, enseñándole a leer al campesino para que pudiera producir mejor y salir de la desgracia, alfabetizar para que ningún niño más muriera en Nicaragua de diarrea porque no sabían leer sus madres… Pero, además, porque allí aprendí que era sumamente necesario luchar para que toda Nicaragua tuviera un nuevo camino. Cuando hablabas Jaume, me acordaba de aquella bandera con aquel rojo y negro y aquel sol en medio con aquel tres punto setenta y siete, veía ondear aquella bandera que declaraba el departamento de Río San Juan territorio libre de analfabetismo (…) y pensaba en aquellas manos callosas de andar siempre con el machete de aquellos hombres que en un tiempo no pudieron agarrar aquel lápiz por lo pesado de sus manos y hoy podían leer, podían firmar, podían leer su entorno político… Y claro, para mi eso era una gran felicidad. Y era una gran felicidad para muchas mujeres que ya sabían leer, para muchos hombres campesinos que tuvieron su oportunidad.
Orlando Pineda, dissabte |
Pero claro, no podemos apartar de nuestra mente también algunas tristezas: cinco maestros de aquellos mil que se fueron conmigo a aquellas montañas murieron. Y eso también uno lo recuerda en los momentos bonitos. Y uno quisiera que ellos estuvieran también presentes en estas celebraciones. Lamentablemente no tenían por qué morir. Pero la guerra impuesta por el imperialismo, totalmente injusta, mató a esos maestros por el simple hecho de ir a Río San Juan a construir escuelas de bambú, a construir Escuelas Normales, a teñir el territorio de centros de agricultura y ganadería, a abrir carreteras y llevar la salud y la educación a ese pueblo que tanto lo necesitaba. Eso estaba pensando Jaume cuando te escuchaba…
… Yo creo que los Mestres 68 y los compañeros y compañeras de Rosa Sensat y la UdG y todos los que se reunieron para darle a América este premio a través de mi persona, me imagino que pensaron en todo el trabajo que se hizo en Río San Juan o en el trabajo que se ha venido haciendo desde el 90 hasta nuestros días, que pensaron por ejemplo en San Francisco Libre inmerso en una tremenda sequía, con veintisiete ríos secos, con más de tres mil niños con grandes picazones en la piel… que pensaron cómo fue que luchando con este pueblo analfabeto logramos a través de la educación que hoy todos esos niños estén sanos y en su escuela y que ese pueblo haya sido alfabetizado quedando con sólo un 4% de analfabetismo y que esté emprendiendo tareas de reforestación y que esté produciendo más y mejor y que hoy exista allá el primer centro de hidrofangoterapia de Nicaragua y que ese pueblo tenga las ganas siempre de seguir adelante, tenga esperanza y tenga confianza en su futuro…
Me imagino que pensaron, estoy seguro que pensaron también en aquel Alcántara, que está a tres kilómetros de Honduras, donde más de quinientas mujeres que ya no tenían marido porque había muerto en la guerra, unos eran de la contra, otros del ejército, y esas mujeres que en aquellos momentos que eran analfabetas vendían los palos de pino en más de ochenta áreas en quince pesos y cómo hoy a través de haber aprendido a leer no venden un solo árbol y, si lo van a vender, lo hacen a un precio justo y correcto para que hoy esos bosques, esas quinientas manzanas de bosques, están verdes como lo ha querido la sagrada madre naturaleza.
Es seguro que pensaron en ese Palacagüina que ha sido un ejemplo, un ejemplo de amor y de cariño, donde mujeres y hombres han luchado a favor de su alfabetización y gracias a aprender a leer y escribir leyeron su entorno político y el Frente Sandinista, que tenía mil años de no ganar las elecciones, las ganó este año y eso significa que la educación es la bandera que le enseña a las mujeres y a los hombres quiénes aman y quiénes no aman a su pueblo, quienes pueden dar un camino al porvenir, quines pueden llevar a un horizonte y quines pueden llevarlo a una desgracia como la que ha llevado el PLC, el neoliberalismo, a nuestra querida Nicaragua. Donde la salud es paupérrima, donde más de un millón de niñas y niños no van a la escuela siendo nosotros cinco millones, donde más de trescientos cincuenta niños están en los semáforos de Managua pidiendo limosna, ¡eso es indigno!… donde más de un millón de compañeros y compañeras están en Costa Rica, fuera de su país, separados de sus esposas, de sus maridos, de sus familias, para poder trabajar y poder comer porque en Nicaragua no hay trabajo… ¡Que tremenda desgracia está viviendo el pueblo nicaragüense! ¡Que tremenda desgracia está viviendo mi patria!…
Sin embargo tenemos grandes esperanzas en un 2006 donde logremos que la Revolución vuelva a ganar las próximas elecciones. Pero no por vanidad ni por las reglas de la llamada democracia sino para volver a darle los derechos humanos al pueblo nicaragüense enseñándole a leer, para que vuelva la salud gratuita y vuelva la educación gratuita para todos, para que la tierra vuelva a poder ser trabajada por los pobres en su beneficio y salgamos de esta desgracia actual ya que nuestro país no tiene porqué ser pobre si tenemos grandes lagos, volcanes, mares, trópico húmedo, brazos fuertes para trabajar la tierra… ¿por qué nuestro pueblo tiene que pasar hambre? Sencillamente porque los poderosos no le dan al pueblo las riquezas que son del pueblo…
… ustedes compañeros maestros del 68 nos han dado este premio a nosotros los maestros de América, a los maestros de Nicaragua, en mi persona, en la persona de este viejo maestro, y eso significa más trabajo. Este premio significa para nosotros más trabajo. Por qué los premios no son para llenar a hombres y mujeres vanidosos. No. No son para que nos convirtamos en unos prepotentes. No son para que colguemos en altares la foto de cuando nos van a entregar el premio. Los premios como este que recibimos hoy significan mayor humildad, mayor acercamiento al pueblo, mayor fe y confianza en que podemos llegar hasta el final y conquistar las victorias educativas por difíciles que parezcan. Los premios como este significan pegarnos más a aprender y a enseñar, a darle el pan de la educación a todos y a todas no importando el partido o la religión de cada quién, porque la educación no mira esas diferencias. Los premios como este significan que hay que entregarse más y más y más todos los días, incluyendo los sábados y los domingos: eso Jaume lo decía muy bien en sus palabras…
Y quién quiera labrar el camino de luchar a favor de la educación del pueblo debe saber que eso significa apartar la vanidad, apartar lo que muchas veces nos gusta y emprender un camino de sacrificio. Y se puede. Si se puede. Cuesta, pero si se puede. Entender que no son los grandes carros, ni los copiosos banquetes, ni los últimos modelos de celulares los que nos dan la felicidad. Que son las grandes tareas las que nos hacen felices. Entender que no son las cosas materiales sino darlo todo sin pedir nada a cambio, en la educación como en la vida, lo que nos hace felices y lo que ustedes creo que han premiado y, por eso, hacen que un premio como este nos haga hoy felices a ustedes y a nosotros. Y, desde luego, les aseguro que un premio como este nos da energías para seguir luchando…
… Quiero, en nombre de América, de nuestra querida América, y, muy especialmente, en nombre del pueblo de Nicaragua y de la Revolución Popular Sandinista y en el mío propio, agradecer profundamente a los Mestres 68 por este lindo homenaje a los maestros del mundo y a sus hijas y a sus hijos. Ojalá que sigan siempre preparando estos actos tan lindos que son los que llenan el corazón. A los compañeros y compañeras de Rosa Sensat mi cariño y mi amor como maestro que soy. A la Diputación de Girona, al Departamento de Educación del gobierno de Catalunya y, muy especialmente, a la UdG y muy particularmente y de todo corazón a su rector: muchas gracias. Y lo digo con toda sinceridad, porque mi padre me enseñó a decir gracias con el corazón y no con la boca.
Terri [Rosa M. Terradellas] muchas gracias por estar preguntando en mi casa y en el hospital cuando estuve enfermo, allí es donde se necesitan los hermanos, los amigos, los compañeros y compañeras. Y muchas gracias por todo lo que le has dado a Nicaragua a través de la educación. Siempre te vamos a tener muy presente.
Estaba preocupado porque mi hija Lucy no había llegado. Ya está aquí. Lucy no es hija de mi esposa. Es una muchacha que ha estado muchas veces en Nicaragua. La queremos mucho por su esmero y dedicación ya que ella logró montar la primera escuela de mecanografía en San Francisco Libre y enseñó mecanografía a setenta y cuatro muchachas que hoy en día se están ganando el arroz y los frijoles en algún trabajo en Nicaragua. Por eso nosotros la queremos como hija y yo especialmente la aprecio y la quiero como padre.
Muchas gracias también a la AEPCFA [Associació d’Educació Popular Carlos Fonseca Amador] de Barcelona. Este premio es de ustedes. Muchas gracias Susana, muchas gracias Genís [Otalora], sigan luchando de esa manera junto a sus compañeros, junto a Joan, junto a Marta, junto a Juanjo y todos los compañeros y compañeras de la AEPCFA porque son ustedes los que con su lucha al lado de nosotros hacen posible nuestro caminar. Muchas gracias a Tina y su marido, que están en Esplugues luchando con esos jóvenes y llevándoles todos los años a Nicaragua para que de allí vengan fortalecidos y multipliquen esos conocimientos en ese país. Eso es importante. Muchas gracias Tina por ese esfuerzo: este premio también es vuestro.
Jaume: muy breve… Ojalá que la naturaleza siempre nos tenga juntos para seguir luchando. Seguir luchando junto con el maestro de maestros Miguel Soler para quien les pido a todos un caluroso aplauso…
A nuestro hermano Joan Colomer, a ese hombre que tanto le dió, le da y le dará a la educación, a quien tuve el honor de conocer hace cuatro años cuando la Escuela de adultos de Salt cumplió veinticinco años. Quiero aprovechar también para recordar que fui muy dichoso esa noche al compartir la presidencia de esa celebración junto a Irene, a quien quiero tanto porque somos maestros desde mucho tiempo de generaciones y generaciones de gentes y por su cariño hacia el pueblo de Nicaragua y al trabajo que nosotros venimos realizando en el campo de la educación popular y al alfabetización.
Muchas gracias también a Pep Caballé. Ese hombre para nosotros es un mago: hizo que el Centro Medicinal de hidro y fangoterapia fuera conocido en toda Nicaragua y mucha gente se llegue allí. Y ahora ha regalado a las escuelas y universidades y a las gentes de este país un vídeo donde se mira la participación popular y la movilización de nuestro pueblo para erradicar el analfabetismo. Reflejó muy bien como Nicaragua ha sufrido tanto, huracanes, ciclones, invasiones, terremotos, dictaduras, hambre… y él lo refleja todo allí para poder entender la lucha de ese pueblo nicaragüense para liberarse del analfabetismo. Y también bien seguro que fue él quien puso ese himno, El pueblo unido jamás será vencido, para tocarme el corazón…
Desde luego esta gran alegría y esta gran fuerza que hoy cobra mi cuerpo también se la debo a dos personas muy importantes a quien yo quiero como hermanos, quienes tienen todo mi cariño, porque nos conocimos hace tiempo… somos, no podría decir dos viejos locos porque decir eso no sería correcto, mejor decir somos dos caminantes locos: Sebas Parra a quien yo tanto respeto y tanto quiero por su humildad y por su sinceridad, por su amor a Nicaragua y por su entrega diaria al trabajo a quien pido que se cuide y trabaje menos porque tenemos que continuar esta tarea. Y Amparito [Casanova], la compañera de Sebas [Parra], a quien quiero agradecer su acogida y su cariño: me atiende, me regala café y me mima porque es arrecho estar tan lejos fuera de la familia de uno y ella me hace sentir como en mi casa.
A esos ciento veinticinco jóvenes de la UdG que han estado en Nicaragua, a todos los otros muchachos y muchachas jóvenes brigadistas que también nos visitaron, a los compañeros y compañeras de Arbúcies que han dedicado su corazón a Palacagüina, nuestro cariño y nuestro respeto.
Ya termino diciendo Memo, el compañero Memo que trabaja conmigo, que tiene veinticinco años de trabajar conmigo. Y Adrián, compañero igualmente en nuestro caminar. No están aquí. Ni está tampoco el doctor. Pero de ellos también es el premio. Este premio no es mío, es de ellos o por lo menos es tan mío como de ellos. Al padre Teo, a Zoralina, a Inmanuel Urbina, a todos estos compañeros y compañeras que tienen más de quince años de estar trabajando con nosotros en las celebraciones de los aniversarios de la gran Cruzada Nacional de Alfabetización y las celebraciones de territorios libres de analfabetismo. Mi respeto y mi cariño y bien llegue a Nicaragua pienso compartirlo con todos ellos.
Me hubiera gustado estar hoy con mis hijas aquí para que pudieran ver cuáles son los premios que puede recibir un hombre cuando se dedica a caminar sin pedir nada a cambio. Me hubiera gustado que hubiera estado mi esposa, pero no pudo venir. Esa mujer y esas hijas que me ha dado han andado conmigo siempre. En la guerra al lado mío. En la Cruzada al lado mío. En Río San Juan al lado mío. En la miseria al lado mío… y hoy, que estoy recibiendo este premio, me hubiera gustado que hubieran estado aquí acompañándome, que hubieran estado, como siempre, al lado mío. La invitó Sebas pero no pudo venir. Pero quiero decirles desde aquí, a mi esposa Alba Luz y a mis hijas, que las quiero mucho y que gracias a ellas, que gracias a su sacrificio y su esfuerzo, y a esa abnegación y a esa entrega de ustedes, hoy estoy diciéndoles que así como le dije a mi padre que este sombrero iba a permanecer en mi cabeza para seguir luchando a favor de los campesinos y campesinas, no sólo de Nicaragua sino del mundo, así le digo a mi esposa que la quiero mucho y que muchas gracias por darme este otro premio de vivir al lado mío…
Y a ustedes les digo que este campesino, este maestro, les quedará eternamente agradecido porque, a pesar de que estoy fuera de mi patria, muchos han venido a este acto para estar felices también al lado de ustedes y al lado mío recibiendo este premio que se le da a mujeres, a hombres, a maestros que sin pedir nada a cambio lo damos todo por la Humanidad.
Muchas gracias.